Un virus es un programa de ordenador con capacidad de crear copias de sí mismo en otros ficheros u objetos, bien sean iguales o modificadas con el fin de evitar la detección mediante técnicas como la encriptación y el polimorfismo. Tienen un tiempo de latencia que usan para pasar desapercibidos y después del cual mostrarse. Hay virus que no poseen ninguna capacidad destructiva directa, por lo que, generalizando, podría definirse como un programa que altera el comportamiento normal de una máquina. Su labor principal es la reproducción.
La idea de una porción de código que podía replicarse a sí misma apareció por primera vez en el texto de John Von Newman Theory and Organization of Complicated Automata de 1949.
Sin embargo no sería hasta 1984 cuando en un artículo de la revista Scientific American, A.K. Dewney desvelaría el proyecto en el que llevaba años trabajando: Core Wars, en el cual dos programadores se enfrentaban escribiendo código hostil en lenguaje RedCode donde la memoria era un recurso limitado e insuficiente para ambos, por lo que tendrían que luchar acabando con el otro si querían sobrevivir. Poco a poco, contrincantes de la Core Wars fueron desarrollando programas como Darwin (basado en la selección natural para sobrevivir) o Worm (que controlaba una red de ordenadores Xerox). Será el mismo Dewney quien al año siguiente advertirá de las consecuencias que podía acarrear su juego.
Fue Fred Cohen quien estableció los paralelismos entre los virus informáticos y los biológicos.
Habitualmente los virus infectan archivos ejecutables para poder tener acceso al ordenador, pero también archivos .DOC a través de macros (líneas de instrucciones). Incluso el archivo que contiene este artículo podría haber infectado tu ordenador al haber sido abierto.
¿Lo has sentido? ¿Has sentido ese escalofrío por tu espalda, ese miedo a perderlo todo?
Acabas de comprobar porque un virus informático no es simplemente un conjunto de líneas de código. El virus informático es una creación cultural que, como tal, vive más en la mente de los individuos y en el imaginario colectivo que en la realidad: Todos los hemos tenido, pero nunca nadie ha visto uno: O bien hemos visto sus consecuencias o hemos escuchado la alerta del antivirus.
La idea de virus posee muchos matices: Por una parte es algo mágico, inexplicable e incontrolable que intenta atacarnos. Por otro, muchos lo consideran la primera forma de vida artificial que, aunque primitiva, intenta sobrevivir alimentándose de nuestro sistema. Finalmente el virus tiene la cualidad de arma, y ha sido considerado así por la mayor parte de gobiernos del mundo.
Los virus, lejos de nacer siendo instrumentos de vandalismo, fueron creados en su primera época (DOS) para infectar el mayor número de ordenadores posible. Muchos virus se mostraban bajo un tono absurdo o humorístico derrochando creatividad. Algunos ejemplos (Captura tomadas de EmezetaBlog):
En un artículo de la revista e-zine 29A, Jacky Qwerty, escritor de virus informáticos, animaba a la “buena scene” a que continuara desarrollando ideas y creando vida, mientras que criticaba a la “mala scene” por considerarlos “chiquillos deseosos de fama o hambrientos de destrucción”.
Con estoy Jacky distingue dos tipos de escritores de virus: Aquellos que aspiran a ser creadores de vida y aquellos que solo buscan sus 5 minutos de gloria en televisión. Al igual que con la alta y la baja cultura, hay una scene que te santifica, que te sublima, y otra que te condena, pues tan solo divierte.
Por lo tanto el “buen” programador es, al igual que el artista, un ser místico, creador de vida, que insta al homble a sublimarse a través de un elemento redentor: el virus.
También la “industria” en torno a los virus se sustentaba a través del FUD (Fear, uncertainty and doubt). Los medios, de forma amarillista, jugaban a llenar la atención de sus espectadores, oyentes o lectores con desinformación que instaba al miedo. Este miedo era canalizado a través de las empresas de antivirus, que se postulaban como la solución al problema. Fuentes no contrastadas cuentan que en 1998 la gente desenchufaba físicamente su ordenador los viernes 13, pues pensaban que un conocido virus de la época, el Jerusalem, podría entrarles a través de la corriente eléctrica.
Al igual que con los virus, la prensa y la industria nos desinforman acerca del arte: Nadie nos educa sobre qué se supone que es una obra de arte, ni sobre cual es el significado de una obra en concreto. No se habla de su contexto. Los parámetros que nos ofrecen son el precio, el tamaño o la popularidad de su autor. Parámetros que no hacen más que sumir en el misticismo a los que no forman parte de esa exclusividad.
Por otra parte, numerosas propuestas artísticas han celebrado la vida artificial en un contexto artístico como modo de reflexión. A destacar por su importancia y continuidad el proyecto VIDA de la Fundación Telefónica. Sin embargo, y aún siendo bastante técnicos, no superan de ningún modo el misticismo en torno a la misma. Más bien ocurre al contrario y ambas acaban sumándose, aunque desde una perspectiva positivista.
¿De qué forma podría superarse este misticismo? Por un lado, intentando combartir el FUD, analizando un caso ya conocido como este para llegar a otras temáticas en las que se haya usado el mismo tipo de propaganda. También podría aplicarse la filosofía del Do It Yourself, animando la curiosidad por la herramienta para desarrollar instrumentos por nosotros mismos, que podrían llegar, como en el caso de los virus, a adquirir una independencia.
En cualquier caso, debido al poder que tiene la imagen de los virus informáticos, costará que sigan representando de forma casi icónica la Ley de Clarke: Toda tecnología lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.
——————————————————————————————
Bibliografía:
Virus. Vida artificial. Luís de la Iglesia Rodríguez
Editorial Megamultimedia S.L.
I.S.N.N.: 1138-1655
23 virus de la época del DOS en EmezetaBlog
Alta y baja cultura. Reflexiones de Repronto
2 thoughts on “Virus vs Arte”